La batalla de Cavite 1898

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  1. LA BATALLA DE CAVITE ÚLTIMOS DÍAS DE UN IMPERIO
  2. LA FLOTA ESPAÑOLA EN CAVITE
  3. PREPARACIÓN PARA LA BATALLA
  4. LA BATALLA DE CAVITE DESENLACE

LA BATALLA DE CAVITE ÚLTIMOS DÍAS DE UN IMPERIO

DATOS PRINCIPALESLa historia no cambiará, pero se conocerá. En este artículo, te mostraremos, con toda exactitud, todos los acontecimientos, fechas y personajes que protagonizaron la batalla de Cavite En la que España perdió sus últimas colonias.
Dicen que el pueblo que no conoce su historia, está condenado a repetirla.(Napoleón Bonaparte).

La historia es la base desde la cual afianzamos nuestros conocimientos y en la que nos basamos para no caer en los mismos errores del pasado, creando o intentando crear un futuro mejor (V. Morello)

Mapa Filipinas año 1898
Mapa Filipinas año 1898

  • Fecha de la batalla- 1 de mayo de 1898.

  • Lugar de la batalla- Cavite, bahía de Manila.

  • Principales oficiales al mando parte española: Contraalmirante Patricio Montojo, comandante Luis Cadarso y Rey.
    Parte norteamericana: Comodoro George Dewey.

  • Fuerzas españolas- 7 cruceros muy antiguos y cañoneros que no pudieron intervenir.

  • Fuerzas norteamericanas- 1 acorazado, 3 cruceros y 2 cañoneros, todos de última generación.

  • Bajas norteamericanas- 13 muertos y 38 heridos.

  • Bajas españolas- 78 muertos y unos 250 heridos.

  • Victoria-Estados Unidos.

LA FLOTA ESPAÑOLA EN CAVITE

FLOTA EN FILIPINAS El siglo XIX marco un paréntesis en el tiempo, donde murió el imperio Español, con una escasez de recursos que hacía imposible el mantenimiento de colonias tan alejadas de España.
España fue perdiendo progresivamente todas sus colonias, primero fueron las continentales y al final las insulares, Cuba, Puerto Rico, la isla de Guam y por último las Filipinas. Esta es la historia de la batalla de Cavite, donde la Armada Española destinada a la defensa de las Filipinas cayó derrotada ante una poderosa potencia emergente, Estados Unidos.
España se encontraba en una profunda crisis tanto social como económica y no podía enviar bastantes recursos a sus colonias de Ultramar, ni mantenerlas frente a potencias que las amenazaban.

Manila 1898
Manila 1898

DECLARACIÓN DE GUERRA EE. UU estaba en plena expansión, era una gran potencia con una industria y un poder monetario enormes. Compro Alaska, subyugo Hawái y tenía en el ojo a Cuba y Puerto Rico muy cercanos a su territorio. Tenía que apropiarse de ellos, pero necesitaba un motivo para declarar la guerra a España.Y ese motivo llego el 15 de febrero de 1898 cuando exploto el buque acorazado Maine, con bandera Norteamericana, que había llegado a La Habana unos días antes, todo ocurrió sin previo aviso y en el que murieron más de 250 hombres. Estados Unidos declaraba la guerra a España el 25 de abril de 1898, era un conflicto no deseado, pero que sé sabia desde hacía mucho tiempo inevitable.

España tenía una buena armada de barcos, llegando ser la 4ª más poderosa y la única que había dado la vuelta al mundo con la fragata Numancia, aunque la política de construcción de nuevos barcos a finales del siglo XIX fue decreciendo y con ello su poder en el mar.

Tropas en Cavite
Tropas en Cavite

Aun así, la flota destinada en Manila bajo el mando del almirante Patricio Montojo y Pasaron no era mala, pero se encontraban con pocos recursos, combustible, municiones y dotaciones y un pésimo estado de conservación por el gran desgaste a que estában sometidos, luchando a la vez contra los piratas de Mindanao, que abordaban sus barcos y contra los revoluciónarios Filipinos.
Fue entonces cuando EE. UU envió hacia Manila una poderosa flota de novísimos barcos para acabar con los Españoles y desembarcar a continuación, tomando todas las islas Filipinas.

Almirante Patricio Montojo
Almirante Patricio Montojo

PREPARACIÓN PARA LA BATALLA

PREPARATIVOS ESPAÑOLES El almirante Montojo, desde el día que tomo el mando de la flota en las Filipinas, no ceso de pedir recursos para sus barcos, esperando la pronta confrontación, pero desde España le daban largas y enviaban lo mínimo para hacerle callar. El almirante se cansó de decir al lejano gobierno Español, que con las fuerzas que tenía y su pésimo estado sería imposible hacer frente con éxito a un posible y cercano ataque estádounidense.
Dos de los mejores buques de la flota, los cruceros isla de Luzón y don Juan de Austria, se encontraban mucho más al sur en las Visayas, ayudando a sofocar una nueva rebelión zagala. Pero al saber qué se acercaba la flota Norteamericana, fueron llamados a Manila para ayudar a la defensa de la plaza.

El almirante Montojo contaba para la defensa de Manila, con 2 cruceros de segunda clase de 1050 toneladas, 5 cruceros no protegidos con pesos desde 1700 a 3000 toneladas de desplazamiento y 2 cañoneros, todos ellos con casco de hierro menos 1 que era de madera (el Castilla), con 54 cañones y 21 ametralladoras 13 tubos lanza torpedos y una velocidad de entre 11 y 14 nudos. Algunos de los cruceros no protegidos eran el reina Cristina el Castilla, el isla de Cuba, el isla de Luzón, el don Antonio de Ulloa, el don Juan de Austria y el Velasco, los cañoneros eran el marqués del Duero y el general Lezo.

El barco Bizkaia
El barco Bizkaia

PREPARATIVOS NORTEAMERICANOS Por su parte la flota Norteamericana contaba con 2 cruceros acorazados de 5000 y 4500 toneladas de desplazamiento,4 cruceros protegidos de 3100, 3000 y 1700 toneladas de desplazamiento y 2 cañoneros, con un total de 91 cañones y 39 ametralladoras entre todos. Además, contaban con 10 tubos lanza torpedos y su velocidad oscilaba entre los 11 y 20 nudos. Los cruceros protegidos respondían al nombre de el Olympia, el Baltimore, el Boston y el Raleig, el nombre de los cañoneros Concord y Petrel. Toda esta flota al mando del almirante Dewey, fue destinada el 25 de febrero de 1898 a Honk-Kong como falsas maniobras, acercándose así a su verdadero objetivo, Filipinas.

El barco Oquendo
El barco Oquendo

DEFENSAS ESPAÑOLAS Además de la flota, la defensa de la bahía de Manila contaba con unas baterías costeras a lo largo de su costa, aunque tenían pocas piezas de artillería modernas y muchas antiguas aún de bronce y de avancarga.
En la entrada a la bahía, en la isla de Corregidor, todas las piezas eran antiguas y no válidas ante unos barcos ya por entonces blindados. En Catabau, solo una pieza moderna más 25 antiguas y obsoletas. En Manila 4 cañones modernos y 100 de bronce. Y Cavite, que contaba con 5 piezas de artillería modernas con apenas munición, vamos una pena de defensas costeras ante lo que se avecinaba.

El almirante Montojo, quería montar la principal defensa en Manila, pero con el temor de que está fuera bombardeada por los barcos Americanos se optó por montar la línea de defensa en la Bahía de Suvic, fortaleciendo sus baterías costeras con alguna pieza más moderna. También hundió en la entrada de la bahía un viejo buque de la armada, el san Quintín, obsoleto desde hacía mucho tiempo. Todo esto junto a unos viejos torpedos clase Bustamante que no eran torpedos como los modernos, sino meras minas navales, era todo lo que podía reforzar su línea de defensa.

Incendio de la Flota
Incendio de la Flota

LA BATALLA DE CAVITE DESENLACE

INICIO BATALLA El 25 de abril de 1898, el almirante Montojo desplaza a su flota hasta la bahía de Suvic, donde tenía previsto presentar batalla a los Norteamericanos. Cuando llegan a la bahía cunde el pesimismo, pues ven que solo uno de los 4 cañones que se destinaron como defensa costera está montado y en condiciones de presentar batalla y solo 5 minas navales están puestas en el mar. El almirante Montojo, al ver la escasez de recursos, decide dar media vuelta y volver a la bahía de Manila que se encontraba mejor protegida que la de Suvic.
En el viaje de regreso, el Castilla choca contra un arrecife no registrado en las cartas marinas y le provoca una grave vía de agua, que aunque es reparada, deja casi inservible este buque, con lo que es remolcado hasta su posición fija desde donde defenderá la situación. Se refuerza la defensa costera con piezas navales de los buques que están en reparación o inservibles y se siembran algunas minas junto a algún hundimiento de viejos vapores a la entrada de la bahía, para dificultar en lo posible el desplazamiento enemigo.
El almirante Montojo, reparte también sus barcos a lo largo de la bahía de Cavite porque su estrategia de hacer frente al enemigo en movimiento, se vio mermada al averiarse el Castilla. También pensó que en caso de hundirse algún barco, este quedaría por encima de las aguas debido a la poca profundidad de la bahía de Cavite y podría seguir disparando sus cañones.

Flota norteamericana en Cavite
Flota norteamericana en Cavite

ATAQUE NORTEAMERICANO El 30 de abril de 1898, la escuadra Norteamericana aparece en las cercanías de la bahía de Suvic donde pensaba que estárían los Españoles, pero con sorpresa ve que no están allí, así que puso rumbo hacia la bahía de Manila.
A las 23.00 horas entraba en la bahía de Manila sin que los cañoneros que patrullaban sus aguas se dieran cuenta. Las baterías de la isla de Corregidor, a las 4,00, sí que la detectan y le disparan, pero sin apenas resultados. También estallan dos minas cerca del Olympia, aunque apenas le producen daños importantes. Las baterías de punta Sangle, también abren fuego sin acertar y pronto solo una estará en condiciones de seguir la lucha. Las baterías del puerto de Manila también abren fuego, pero los Norteamericanos aún estaban fuera de su alcance.

A las 5,00, le toca el turno de ataque a la flota Española, que abre fuego cuando aún estaba el enemigo a más de 6000 metros, el primero en entrar en combate fue su buque insignia el reina Cristina, al mando del capitán Cadarso y donde también se encontraba el almirante Montojo, pero no acertó en su objetivo.
Los Norteamericanos se fueron acercando sin disparar sus cañones hasta que estuvieron a 5000 metros, fue entonces cuando abrieron fuego sobre los estáticos barcos Españoles que ofrecían un perfecto blanco inmóvil. Pasada tras pasada, la escuadra Americana, hizo llover fuego sobre los Españoles, que se defendían como podía n.

El Bizkaia al final de la batalla
El Bizkaia al final de la batalla

El reina Cristina y el don Juan de Austria, abandonaron la formación y salieron a la caza del Olympia para lanzarle sus torpedos, pero los Norteamericanos concentraron su fuego sobre ellos, haciéndoles abandonar el acercamiento, regresando a sus posiciones muy dañadas y envueltos en llamás por los impactos enemigos.
A las 7,45, el almirante Dewey ordena replegarse hacia alta mar, pues le informaron que el Olympia se encontraba falto de munición. En Manila, algunos de los buques Españoles ardían, pero ninguno se hundió. Por su parte, dos de los Americanos también se encontraban en llamas y con daños. Las dudas asaltaron al comodoro Dewey, pues habían gastado la mitad de sus municiones y combustible, estaban dañados y se encontraban a miles de kilómetros de poder reabastecerse.
Montojo ordeno entonces a los barcos que aún se podían desplazar, refugiarse detrás del arsenal de Cavite. El Reina Cristina y el Castilla con continuas explosiones, acabaron por hundirse y encallar en las aguas poco profundas de la bahía.

El Infanta Teresa al final de la Batallá
Infanta Teresa al final de la Batalla

Estos acontecimientos disiparon las dudas de Dewey, que ordeno un nuevo ataque al ver mermadas las fuerzas Españolas. El fuego se reanudó entre ambas partes, pero viendo que la situación se volvía en su contra, el almirante Montojo ordena hundir sus buques para evitar ser tomados por los Norteamericanos, decisión errónea puesto que si hubieran aguantado, el enemigo se hubiera retirado por falta de recursos.
Una vez inutilizados sus cañones echando los percutores al mar, fueron presa fácil para la escuadra Americana, que batió su fuego sobre ellos, destrozándolos, con solo la respuesta de los cañones costeros de punta Sangle, que hicieron lo poco que pudieron. Entonces la flota Norteamericana, centro su fuego sobre el arsenal de Cavite, aunque a las 14,15 se ordenó el alto el fuego, para iniciar las conversaciones sobre la rendición de Manila.

DESENLACE Esta derrota naval supuso la perdida de todas las Filipinas y el resto de posesiones españolas en Oceanía, al no ser posible defenderlas positivamente y sin ningún poderío naval.
Los Americanos efectuaron más de 5500 disparos, la mayoría cuando la flota Española ya había quedado inutilizada, pero solo acertaron en barcos Españoles 140 obuses, lo que nos dice que el atino de los Norteamericanos no era muy fino porque disparaban sobre barcos parados. Por su parte, los artilleros españoles lograron 20 impactos en los buques Norteamericanos, pero disparando un 70 por cien menos.
Las bajas españolas fueron de 60 muertos y 220 heridos navales y de 12 muertos y 25 heridos terrestres.
Las bajas estadounidenses fueron de 13 muertos y 30 heridos.
Fue un combate desigual, este de la batalla de Cavite, que en el caso de que la Armada Española hubiera recibido los ansiados recursos, se hubiera decantado de otra forma. Aun así nuestro agradecimiento a la resistencia y valor de los combatientes, que en inferioridad de condiciones, presentaron batalla a una flota muy superior sin dar nunca cuenta de ello, un reconocimiento a estos valientes marinos y a todos los que participaron en esta dura batalla, la historia será quien les juzgue.
Esta es la historia de la última gran batalla naval Española y el fin del imperio Español en las Filipinas, ya solo quedaban los llamados los últimos de Filipinas, que si saber de la rendición Española seguían resistiendo en la ciudad de Baler

El Oquendo al final de la Batallá de Cavite
El Oquendo al final de la Batalla de Cavite

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